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¿Cómo actúa el Factor de Transferencia?
El FT es un grupo definido de proteínas, de bajo peso molecular (3.5 Kd aproximadamente), que bloquea la comunicación existente entre las células, interfiriendo con algunas funciones celulares.
El uso del FT en la clínica se ha enfocado en el control de la inflamación en padecimientos alérgicos y autoinmunitarios. En particular, destaca su eficacia en el manejo de asma, rinosinusitis y rinofaringitis; y en enfermedades cutáneas como son la dermatitis atópica de difícil control y la psoriasis, padecimientos en los que se han observado respuestas clínicas satisfactorias.
De igual manera, el factor de transferencia ha demostrado ser eficaz en el control de la inflamación en artritis reumatoide, espondilitis anquilosante y otras artritis, ayudando a reducir las dosis de los medicamentos inmunosupresores a dosis no tóxicas permitiendo la aparición de nuevas células T reguladoras, que son esenciales para el control de la actividad de diferentes subpoblaciones de linfocitos (T, B y NK), lo que estimula la función normal de la respuesta inmunitaria en su conjunto.
El FT ha encontrado su utilidad máxima en pacientes con cáncer que reciben quimioterapia, radioterapia o la combinación de éstas. En éstos pacientes, mejora la tolerancia a los medicamentos anticancerosos, reduce la frecuencia de infecciones, efecto relacionado con un incremento en la actividad de las células NK y de los linfocitos T citotóxicos, y aumenta la sensación de bienestar, lo que en conjunto representa una mejor calidad de vida. La evidencia disponible no sugiere que el factor de transferencia posea efectos directos sobre las células tumorales, por lo que éste no deberá sustituir la terapia anticancerosa en ningún caso.
El FT representa una esperanza de bienestar para muchos pacientes en tratamientos con cáncer que sufren los efectos secundarios de los medicamentos antineoplásicos y en aquellos en fases avanzadas de la enfermedad que reciben medidas paliativas.
El empleo del factor de transferencia en personas de la tercera edad ha demostrado mejorar la calidad del sueño. Reducir los dolores por osteoartropatía degenerativa, mejorar el estado de ánimo y la resistencia general a infecciones, aunque no deberá sustituir en ningún caso las inmunizaciones que se practican de rutina en la tercera edad.
